APUNTES SOBRE LOS JUDÍOS EN MÉXICO, EN TORNO A LOS FESTEJOS DEL CENTENARIO Y BICENTENARIO
Por: Emilio Betech R.
BREVE HISTORIA DE LOS JUDÍOS EN MÉXICO
Los judíos han vivido en México desde el siglo XVI, ya que entre los acompañantes de Hernán Cortés, figuraban algunos judíos españoles que habían sido convertidos al cristianismo durante la Inquisición. La Nueva España representaba para ellos, una oportunidad para escapar del terror y la persecución del Santo Oficio.
Algunos abandonaron por completo su judeidad, como fue el caso de personajes tan célebres como Fray Bartolomé de las Casas y Fray Bernardino de Sahagún. Pero algunos otros continuaron practicando el judaísmo de manera clandestina. Éstos fueron los criptojudíos, a quiénes se les llamó también “judaizantes” y más despectivamente, los “marranos”. Uno de los casos más famosos fue el del criptojudío Luis de Carvajal, quien fundara el Nuevo Reino de León (hoy Nuevo León) y el asentamiento que hoy es la ciudad de Monterrey. A lo largo de los siglos, la identidad judía de estos criptojudíos se fue perdiendo, casi por completo. Aunque hoy en día existen algunas comunidades de descendientes de criptojudíos, específicamente en Veracruz, Hidalgo, y otros estados, quienes han retomado el judaísmo como forma de vida.
Pero fue hasta mediados del siglo XIX cuando comenzaron a llegar los primeros inmigrantes judíos a México, provenientes de Europa. En 1864, con Maximiliano de Habsburgo, también arribaron judíos originarios de Bélgica, Francia y Austria, aunque la mayoría de éstos se regresaron a Europa con el fin del imperio. A finales del siglo, Porfirio Díaz abrió las puertas a la inmigración e inversión extranjera, dando lugar a la siguiente ola de inmigrantes judíos a México. Estos judíos y sus socios establecieron en 1881 las bases del Banco Nacional Mexicano y de la Compañía Nacional de Ferrocarriles.
Fue en 1899 comenzaron a llegar al país los primeros inmigrantes judíos mizrahitas y sefaraditas, quienes huían de la inestabilidad política y marginación económica del Imperio Turco Otomano. A éstos se agregaron los judíos ashkenazitas que también llegaban a buscar nuevas oportunidades de vida, escapando de las persecuciones, las revoluciones y las guerras de Europa Oriental. En los años 20, los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles hicieron invitaciones expresas para que los judíos se establecieran en México, dando por resultado una inmigración más numerosa.
Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, el Comité Central de la joven comunidad judeo-mexicana, ayudó a que el país abriera sus puertas a los refugiados del nazismo. Paralelamente, durante estos años, se estaba gestando la formación de la actual comunidad judía de México.
A partir de 1950, la inmigración masiva de judíos llegó a su fin. De ese año en adelante, han llegado inmigrantes judíos en cantidades menores, y la comunidad lograba ya consolidarse.
LOS JUDÍOS EN EL CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
Las calles del centro de la ciudad contienen historias acerca de los miles de inmigrantes que llegaron a México para encontrar un hogar, entre ellos los judíos, quienes han habitado sus calles desde hace 500 años.
Así como nuestra ciudad y su gente han cambiado, también se han acumulado los recuerdos en todos los edificios en los cuales los judíos han habitado y trabajado. Si las piedras hablaran, ¿qué historias contarían?
Después de un cansado e incierto viaje desde lejanos países como Polonia, Ucrania, Siria o Grecia, los judíos venían desposeídos de recursos económicos y lingüísticos, sin un futuro claro.
Pero en las calles del centro encontraron las bases para empezar una nueva vida. Allí, al reconocer a sus paisanos, se fueron sintiendo confortados. En estas calles lograron su solvencia económica; en vecindades y departamentos fueron recreando sus organizaciones, arraigándose. En calles como Jesús María, Justo Sierra, Las Cruces, y otras, se llevó a cabo la cotidianeidad del judío en México, su nuevo hogar.
LOS JUDÍOS DURANTE LA REVOLUCIÓN MEXICANA
Existen registros históricos que cuentan que diversos judíos fueron seguidores de Villa y consejeros de Madero y Carranza. También se tiene memoria de comunidades judías en la Provincia, que ofrecían asilo y apoyo a mujeres y niños afectados por la guerra, así como a tropas revolucionarias. Y desde las décadas previas a la revolución, y después de ella, los judíos tuvieron una destacada participación en la construcción del sistema ferroviario, en la creación de bancos, e impulsando al mundo financiero para a su vez crear y establecer empresas, negocios y tiendas.
Una de las características de la religión judía es su capacidad para renovarse constantemente. El judaísmo es un diálogo entre la tradición y la transformación… y en este sentido, los judíos siempre han figurado en las transformaciones de las sociedades.
Desde la Revolución Mexicana, hasta la construcción del México del siglo XXI, los judíos son una parte importante en el engranaje de la realidad mexicana. Juntos, con nuestras similitudes y también con nuestras diferencias, México es la hermosa armonía que resulta de las distintas voces de todos sus miembros.
JUDÍOS ORGULLOSAMENTE MEXICANOS
La Historia del México moderno está repleta de casos en que los judíos mexicanos han impactado el desarrollo del país. Sus contribuciones abarcan todos los sectores, desde la industria y el comercio, el periodismo y las artes, la ciencia y la política, hasta el desarrollo urbano y la asistencia social.
DIEGO RIVERA Y EL JUDAÍSMO
Existen varios puntos que vale la pena destacar acerca de Diego Rivera y el Judaísmo.
Los antecedentes judíos del renombrado pintor se remontan a sus abuelos paternos, de apellido Rivera Acosta, quienes eran de origen judío portugués e italiano, y habían emigrado a México para establecerse en Guanajuato. De acuerdo con la Dra. Alice Gojman de Backal, Directora del Centro de Documentación e Investigación de la Comunidad Ashkenazí, en el año de 1952 Diego Rivera manifestó en un auditorio de la ciudad de México que sus antepasados habían sido "españoles, holandeses, portugueses, italianos, rusos- y me siento orgulloso de decirlo- judíos".
En su mural, "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central", Rivera plasma la imagen de Mariana de Carvajal, una joven judía de 29 años, perteneciente a la familia que fundó lo que hoy en día es Nuevo León… y que bajo la acusación de herejía, fue juzgada por la Inquisición.
Diego Rivera tuvo una muy buena relación con la comunidad judía mexicana de su tiempo. En palabras de Gojman de Backal:
Rivera era frecuentemente invitado por diversas organizaciones judías en el país. Entre ellas se encontraba la Bnai Brith que liderada por el Dr. Samuel Fastlicht invitó al pintor a una reunión de activistas en el University Club… En dicha reunión Diego dictó una conferencia sobre el tema: "Arte y Antisemitismo"… Diego inició su disertación con estas palabras:"No he venido aquí como un extraño, sino como uno de ustedes, porque pertenezco a ustedes". Les hizo saber que sus enemigos políticos últimamente le estaban atacando por su origen judío, el cual no negó, sino que por él se sentía orgullosos. Recordó que una de sus abuelas cuidaba en forma rigurosa la religión judía ya que provenía de una familia judía portuguesa con el nombre de Acosta.
Diego Rivera ilustró el primer libro en yiddish publicado en nuestro país, el poemario “Stodt fun Palatzn” ("La Ciudad de los Palacios"), de Isaac Berliner. Escribe Gojman de Backal:
Berliner nació en Lodz, Polonia, y vino a México muy joven. El nuevo país, su gente y su naturaleza preciosa, cautivaron al joven poeta.
Por otra parte, el padre de Frida Kahlo fue judío. Frida fue la tercera hija de Guillermo Kahlo (Wilhelm Kahlo), fotógrafo de origen germano-húngaro, de religión judía. En la biblioteca de Frida fue hallada una enorme colección de literatura en yiddish.
JUDÍOS ORGULLOSAMENTE MEXICANOS
La Historia del México moderno está repleta de casos en que los judíos mexicanos han impactado el desarrollo del país. Sus contribuciones abarcan todos los sectores, desde la industria y el comercio, el periodismo y las artes, la ciencia y la política, hasta el desarrollo urbano y la asistencia social.
Desde los años 20 hasta el presente, uno de los mayores aportes de la comunidad ha sido en la ayuda social. De hecho, en 1942, en pleno Holocausto Nazi, el judaísmo mexicano participó en la construcción de lavaderos públicos en distintos poblados y en 1943 envió su apoyo a los damnificados por el ciclón del Pacífico. Al año siguiente, se involucra en rubros prioritarios de la agenda nacional al afiliarse a la campaña pro construcción de escuelas promovida por la Secretaría de Educación Pública. Durante el terremoto que sacudió a la Ciudad de México en 1985, la comunidad judía se alió en solidaridad con amplios sectores para brindar ayuda en todos los niveles. Y las más de treinta organizaciones de mujeres voluntarias judías han reunido fondos para hospitales, escuelas, centros de rehabilitación, bibliotecas, la Cruz Roja, poblados rurales, grupos vulnerables, damnificados de desastres y guarderías. También han creado fondos de becas para la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y se han unido a campañas masivas de ayuda, tales como el Teletón, la Campaña Nacional contra la Desnutrición, y otras.
En las distintas profesiones, los judíos mexicanos también se han destacado. Por ejemplo, en las artes escénicas, figuras como Susana Alexander, Sabina Berman, Morris Gilbert y Ari Telch, entre otros, han enriquecido la experiencia teatral. En el cine, destaca la obra de Benito Alazraki, Arturo Ripstein, Alejandro Jodorowsky, Daniel Gruener, Luis Mandoki, y otros. Por cierto, el judío mexicano Emmanuel Lubezki ha sido nominado al Premio Óscar ya cuatro veces. En el periodismo, Jacobo Zabludovsky es figura esencial, abriendo la puerta a otras voces como Adela Micha, Flor Berenguer y David Faitelson. En la música pop, encontramos judíos en agrupaciones como Timbiriche, Magneto, Mercurio y también como solistas; mientras que en la música clásica, están las obras de Sergio Berlioz y Daniel Catán. En la pintura, tenemos la obra de Leonardo Nierman, Pedro Friedeberg, Mathias Goeritz y Eduardo Cohen. En las letras, la erudicia de Margo Glantz, Arnoldo Kraus, Enrique Krauze, Myriam Moscona, Sergio Nudelstejer, y muchos más. En los negocios, los judíos han fundado empresas en donde brindan miles de empleos en todo el país, tales como Comex, Cinemex, Grupo Casa Saba, Grupo Habita, y las librerías Gandhi, que transformaron la industria editorial y el ambiente cultural del país. En la política, figura Santiago Levy, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y José Woldenberg, ex-presindente del Instituto Federal Electoral (IFE). En los deportes, son judíos la tenista Ilana Berger y el entrenador del equipo del Cruz Azul, Isaac Mizrahi. Y en la arquitectura, se creó la Fundación Mexicana para el Desarrollo de la Arquitectura, A.C.- Beca Arquitecto Abraham Zabludovsky, para otorgar becas a estudiantes mexicanos de la UNAM para instruirse en una especialización en el Instituto Technión de la ciudad de Haifa, en Israel.
Lo interesante es que México es un caso excepcional en la manera en que los judíos se han integrado a la sociedad. Diversos sociólogos se han sorprendido al ver cómo los judíos mexicanos han adoptado totalmente la identidad mexicana, pero manteniendo fielmente su identidad judía. Ser judío no excluye el ser mexicano, y la comunidad judía de México ha asimilado la cultura nacional de manera gustosa y orgullosa.
Pero este proceso de integración ha sido mutuo, ya que genera un intercambio multifacético entre el país que abre sus puertas y los inmigrantes que llegan.
Porque, si hablamos de las aportaciones de los judíos a México, tenemos que señalar también cómo México ha transformado a sus judíos. De ser inmigrantes “extraños en una tierra extraña”, hoy los miembros de la comunidad judía de México son profesionistas, artistas, educadores, médicos, científicos, deportistas, funcionarios públicos, comunicadores y empresarios orgullosamente mexicanos y agradecidos por la hospitalidad de esta noble nación.
Hoy nos unimos a los festejos patrios, y gritamos juntos:
¡¡VIVA MÉXICO!!
1 comentario:
Felicitación por la excelente síntesis, podrías recomendarme un libro o un vínculo con más bibliografía al respecto.
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